Los gatos son expertos en esconder signos de dolor y enfermedad, por lo que debemos estar atentos a cualquier señal sutil en casa.
Aquí tienes algunos ejemplos con los que puedes hacer un checklist felino en casa, para ser los más oportunos cuando algo empiece a surgir.
Báscula. La pérdida o aumento de peso es un indicador importante, ya que puede ser el inicio de muchas enfermedades, principalmente infecciosas, metabólicas, inflamatorias, o que sugieran insuficiencia o falla de algún órgano.
Caricias. Debemos estar al pendiente también en cambios en la calidad o cantidad de su pelaje. Un pelo hirsuto (sin brillo, áspero y desordenado) puede ser señal de diversas enfermedades, así como de dolor en las articulaciones.
Plato. El apetito es otro aspecto a vigilar. Tanto la disminución como el aumento del apetito pueden estar relacionados con condiciones dolorosas o el desarrollo de diversas enfermedades. Un incremento en el apetito puede deberse a enfermedades endocrinas, como diabetes mellitus o hipertiroidismo, o a una enfermedad inflamatoria intestinal, que afecta la absorción de nutrientes.
Ánimo. Otro punto clave es el comportamiento. Si el gato se muestra agresivo o apático de repente, esto puede sugerir dolor, hipertensión o síndrome de disfunción cognitiva.
Sed. También es fundamental observar cualquier cambio en el consumo de agua. Gatos con diabetes o hipertiroidismo, por ejemplo, tienden a beber más agua, mientras que una disminución en el consumo puede ser signo de enfermedad o dolor.
Ojos. Un cambio en la coloración es significativo. Esto puede indicar una uveítis (inflamación de la cámara anterior del ojo), que a su vez puede deberse a enfermedades infecciosas como leucemia, peritonitis infecciosa felina o toxoplasmosis.
Enfermedades hepáticas que cursan con ictericia también pueden causar cambios en la coloración ocular.
Gotitas. Es importante estar atentos a la presencia de secreciones anormales en cualquier orificio natural del cuerpo, como sangre o pus que salga de la nariz, el ano o la vulva. También debemos vigilar si el gato tiene mal olor en la boca o presenta salivación excesiva, lo cual podría ser indicativo de una infección oral, enfermedad periodontal o la presencia de tumores o masas.
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